lunes, 17 de septiembre de 2018

Language.

DeMuesTrame de qué estás hecho.

Estás hecho de un lenguaje, desconocido, un lenguaje de entrañas. Un lenguaje muy adentro tuyo, un lenguaje de hojas y fuego, de nubes y semillas, de árboles y raíces, de cimas y de llanuras, del cielo y de lo más profundo del océano.

Es el lenguaje de tus sueños y los sueños te lo recuerdan constantemente. Pero, ¿Por qué no te das cuenta? Algún saber que has perdido acaso, ¿Niegas poder encontrarlo en la vasta profundidad de tu psique? O es acaso, aquello que llamas monstruos, lo que no entiendes, lo que temes descubrir. La verdad. 
Y este es un lenguaje silencioso, simbólico, indescifrable, inefable.

Me mostraron un día, lo que yace en el fondo de este lenguaje, cuántico y místico. No lo he olvidado, y me pierdo en innecesarias palabras al intentar explicarlo, me pierdo en tiempos pasados, presentes y futuros, todos ilusorios. Todos tan verdaderos como falsos.

Pero te digo, amigo. Que fui el agua que bañada en sales y suciedades, inunda el mar. Fui la playa y fui el sol, y entendí el ciclo de la vida, desde un grano de arena, hasta las ondas gravitacionales. Todo está hecho de un lenguaje, un lenguaje mudo, pero que lo abarca todo, una estructura que no sostiene nada y a la cual nada sostiene. Te hablo en falsedades incrustadas en verdades. Te hablo de la realidad, fabricada de ilusiones. Te hablo de lo todo lo que puedes tocar y sentir como sólido, mientras en sus recovecos más íntimos, no está sino lleno de vacío.

Imágenes tetradimensionales que suceden frente a tus ojos, cuando ya no sabes si quiera si aún los tienes. La infinita viscosidad del vacío se encuentra con la infinita dureza de las fuerzas que halan y empujan incesantemente la materia que hoy te comprende, y que a la vez, fue parte del universo hace muchos eones. Fuiste sol y fuiste estrella, fuiste explosión de supernovas y fuiste carbón en una cueva. Fuiste lo que siempre has sido y serás lo que nunca imaginaste. Eres presente y fuiste futuro, mientras el pasado se resbala junto a tus células desahuciadas cada que lavas tu cabello y limpias tu cuerpo. Eres ígneo y eres hielo, fuiste ficciones hechas de verdades. Fuiste vicios llenos de virtudes, y fuiste el tiempo y fuiste el arrepentimiento.

Pero ya no eres nada de eso. Vuelve a la nada y abrázala, siente su fuerza creadora, siente el potencial eterno de creación, todos los ciclos de renovación. Vuelve la mirada y encuentra lo que te empuja a ser, vuélvela de nuevo y fíjala en el horizonte que desaparece. No agradezcas a nada ni a nadie por sus favores, agradece a ti mismo por haber creado esa posibilidad de la nada. Abraza a tu amigo, recibe su calor y su fuerza, regálale un poco de la tuya.

No te muevas, permanece estático por siempre mientras sientes como el planeta en el que hoy decidiste estar, se mueve entre ondas y rodea un absoluto supermasivo. Añora volver al centro, añora siempre volver al centro. Siente el movimiento, siente el mundo girar y viajar por el espacio sideral, siente el sol y la luna rodeándote, los demás planetas como lunares brillantes en la oscuridad cegadora. Siente los brazos de esta vía láctea y como nadas en su maternidad.

Siente cómo Andrómeda se acerca a tus pies, tan lentamente que por muchas vidas te será imperceptible.

Déjate hundir en la falta de aliento, siente que mueres y que cada respiro te trae de vuelta, a eso que llamas vida.

Déjate llevar.

Redescubre…

…que amar es lo único que necesitamos.


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