domingo, 14 de junio de 2015

Mamá gata y el gatito. 

- Preocupada, muy preocupada por la paciente doctora. ¿Qué hacemos con ella? 
- Por ahora, sólo podemos observarla. 

II. 

Elenita era una niña de ojos cafés y cabello rizado, con el cual todos los días jugueteaba a estirarlo y estirarlo, hasta dejarlo casi liso. Su madre la peinaba todavía, le hacía peinados típicos de niña pequeña, le daba comida típica de niña pequeña, la paladeaba y le compraba juguetes típicos para una niña pequeña. Como muestra de ello, una vez le compró un gatito. 

El gatito era hermoso. A diferencia de su pequeña dueña, él veía el mundo con ojos de inocencia, de eterna ignorancia, por lo tanto eran azules, y el gato, blanco como la nieve, un copo felino de suave pelaje, de patas rosadas y una cabecita pequeña, casi irreal. 

Desde que su madre le dio su gatito, todos los días jugaba con él, y como si de un amor eterno se tratara, le tomaba fotografias a su pequeño hijo ilegítimo con un celular de última tecnología que le había dado su madre. Además aparecía en este album de fotos virtual, una que otra selfie en la que Elenita sostenía al gato junto a su rostro, y entonces eran dos rostros de cachorritos y una ternura dulcísima, blandísima..... 

El gato un día, comenzó a sentirse mal, y Elenita, alarmada, se acercó a su mamá y le dijo:

- Mamá, algo anda mal con el gatito, no come, duerme mucho, y lo peor es que ya no juega conmigo - dijo mientras lagrimas caían por su angelical rostro. 

Su madre observó como la inocencia de su hija brotaba en cada lagrima que caía en el frío piso de su cocina. Pero la tranquilizó, se quito los guantes para lavar loza y llevó al gatito a  la doctora de gatitos. Elenita esperó ese día en su cuarto, sin salir a ningún lado, pero su impaciencia sólo la inquietaba y ponía a su imaginación a volar. Estará bien mi gatito? Qué tendrá? Seguramente en el hospital de gatitos harían todo lo que estaba en sus manos para curarlo. 

Y mientras miles de mundos imaginables pasaron frente a sus ojos, en todos ellos, viendo finalmente el glorioso regreso de su gatito, ella jugaba con un peluche. Este peluchito de colores rosas y celestes, con bigotes de nylon y cuerpo como de seda, tenía una pequeña abertura en un costado. Parecía que el desbordante amor de la pequeña Elenita, manifestado en abrazos y saltos hacía el infinito cielo, habían hecho que su peluche se abriera en un costado.

Pero ella seguía abrazandolo, y en su añoranza del gatito, ahora de visita en la veterinaria, solo podía contentarse al apretar el peluche duro, muy duro.... Hasta que, por entre sus lágrimas vio que el peluchito tenía el relleno por fuera. Su incontrolable imaginación puso la figura del gatito sobre aquella del peluchito y, con gran impresión, Elenita tiró violentamente al peluche en el que ahora veía a su gatito. El peluche se golpeó contra una pared y comenzó a sangrar. 

La pequeña niña, con su disfraz de doctora de peluchitos, intentó ayudarle, y mientras sus manos se llenaban de la oscura sangre roja de su peluchito, ella luchaba por meterle el relleno de nuevo a donde este debía estar, pero parecía que entre más hacía esto, más relleno y más sangre le salía. 

III. 
Cuando su madre llegó. Encontró a Elenita llorando al lado de una pared con el peluche frente a ella, con todo el relleno por fuera. Su madre pareció ignnorar esto y prosiguió a entregarle el gatito, ya recuperado, a su preocupada y pequeña dueña ¡Era increible que tanta preocupación cupiera en el cuerpo de una persona tan pequeña! Por eso cunado Elenita vio de nuevo a su gatito, se alegró mucho. Pero su madre, antes de entregarselo, le advirtió....Elenita, no puedes tratar al gatito como al resto de tus peluches. Pues enfermará de nuevo y no volverá. 

Elenita asintió mientras sonreía, extasiada por el regreso de su pequeño amigo felino. Entonces Elenita se juró a sí misma nunca más descuidar a su gatito, por el bien de él y por el bien aún mayor de ella. 

IV

- Doctora, qué cree usted que suceda con la paciente? - preguntó la enfermera mientras miraba a Elenita, la paciente de 49 años de edad, del cuarto 814 del ala occidental del hospital psiquiatrico Javeriano, quien llevaba internada allí desde su colapso, en su cumpleaños número 30. 

domingo, 31 de mayo de 2015

Lisa

Lisa, sé lo que necesitas

Esto es casi una canción de amor, pero sin música, no se te vaya a quedar grabada en la memoria para siempre. Sólo no olvides que fui yo el que la escribió, así el resto de tu vida sabrás qué sentía yo por ti, honesta y sinceramente.

Lisa, con tu sonrisa perfecta y tu boca inmaculada, tus ojos cafés profundos y tu alma extensa como un desierto, y así igualmente: caliente. Con todo eso te deseo... tu figura! reflejo de la finura de tu alma... pero qué!? eso no es todo lo que hay por ver

Y llámame perdedor o fracasado, ya no me importa. Eres una niña aunque tengas veintitantos. tú tez oscura: Pocahontas de ciudad, te dejan mal parada frente al cánon occidental, pero qué bueno! porque yo estoy igual. Sin embargo, tu ñoñez, tu intelectualismo incesante que no descansa, sí, no niego que me encanta, pero me aburre, y te aburre, y tu lo sabes mejor que nadie. Te aburre ser y parecer.

Intelectualoide: toca tu saxofón mientras yo imagino cómo tus labios se posan en esta boquilla. "Qué desagradable!" me dices y qué me importa ya, si nada puedes hacer para que me importe, no te esfuerces, no me digas cosas tan lindas porque me enamoro de tu odio y de pronto, Dios no lo quiera, me suicide de pasiones desbordadas y de sexuales deseos reprimidos en mi consciencia, porque en mi inconsciencia, aunque  no lo veas... yo siempre gano.

Lo que necesitas Lisa, María, heroína; es un regalo de 24...
...pulgadas, y no te distraigas con televisores mi niña, yo esos regalos no te los puedo dar!
pero si ya lo sabes! mi rabia se deshace en tus malditas ilusiones.

No te lo niego, te lo he declarado mil veces y una más no será molestia: Te deseo Roja y yo gris, deseo tu boca grandotota y tu tez canela y tu cuerpo de oscurito y diminutivo marfil.

Pero ya sueno a poeta , y la única poesía fue la que ya se me agotó porque ya te la di. Ahora no te ofrezco nada más allá de una recomendación, una sugerencia, un consejo... qué se yo!

Lisa, es que lo que tu necesitas no es amor, sino desatarte de tu vanidosa imagen de mujer intocable y dejarte ensuciar por alguien. Ya ni siquiera importa si  es por mí, pero sé libre carajo! que no hay nada más frustrante que ver esa mente, ese cuerpo...en ese estado.

Deja tus amarguras de lado, trágate el orgullo y de paso tu pudor. si no es que ya lo has hecho y yo, muy ignorante no he visto nada! entonces esto ya no tendría ningún sentido. Pero qué va! no se puede vivir buscándole significado a todo. Hoy abandono el mal académico de explicar el mundo en el que yo vivo, mientras tu te revuelcas conmigo en uno de mis sueños más bonitos.

Y como dijo Silva, todo lo que eres, (todo eso que me encanta) madrigal, roja mía:  tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre: todo eso está, y a gritos, pidiendo un hombre.

domingo, 17 de mayo de 2015

algunas reflexiones recientes...

... Llegaron entonces un día, escasos dineros. De esos que llegan y se van en un día, como todos los dineros.

Mientras en la TV presentaban una película del Quijote: un popurrí de varias películas, de varios países. La locura del Quijote se había apoderado de la mano de mi madre y decidió salir a gastar dinero que no tenía. Como la brisa de la noche era tan fría, decidió no salir sola, no fuera que el viento se le llevara, billete por billete, su dinero volando.

Luego, en el popurrí, aparece cantinflas, héroe de mi niñez y de mis convencionales, conservadores y uribistas abuelos. No es culpa de ellos. Un hombre del pueblo, como lo soy yo ahora, sale del brazo de su madre y su media-hermana: Mujer ajena a toda responsabilidad familiar, admirable por su falta de serenidad y de paciencia... tan conectada con el mundo y los demás, que su amor, a veces, traspasaba las más convencionales barreras, y se dejaba ir.

Pero volvamos en el tiempo:

Salíamos uno de cada lado de la madre, yo a la izquierda, ella a la derecha. Por supuesto, mi madre al centro y llevando el paso lento y cansado por más de 25 años de miserable trabajo, con miles de estudiantes y un jefe ejemplar, un gran y británico hombre de cara roja y dientes salidos.

25 años podrían no sonar como mucho, pero de hecho, en un mismo lugar, inmovil, viendo pasar los años desde una pecera... Los tiempos iban cambiando y mi mamá se resistía a estos cambios. Entonces ella disimulaba yendo con las modas que iban y venían con los años, y se operó las tetas, se compró ropa y cambiaba de novio, cada vez era uno más joven, como para no quedarse atrás.

En el popurrí, mostraban a Terry Gilliam dirigiendo la película del Quijote que nunca terminó, en una escena latigaban a un esclavo. Mientras tanto ibamos caminando, bajando la 49, hacia el occidente. Y mi madre nos contaba una triste historia de una trabajadora, ex compañera mía, quien estaba siendo abusada en el trabajo.

No se lo merecía.

Nadie se lo merece, o bueno, tal vez uno que otro. Pero los demás simplemente dejan que las cosas pasen. Y nada más pasa. Ella se va, renuncia.

Y es más inteligente que todos! al dejarlo todo botado, tiene más pantalones que cualquier hombre, y es más guerrera que cien mil Quijotes.

¨Pero no es mi mamá, aunque desearía que lo fuera: es tan joven y bella. El tiempo no le pasa y  tiene el físico y porte de la heroína romántica ya hecha vampira. Algún tiempo atrás llegó a ser mi heroína, la blanca, la droga.

Finalmente, finalmente... mujer, ponte los pantalones y extiende tus alas, debajo tuyo se hunden naciones enteras en terremotos y guerras, y lo único que queda es tu vuelo altivo e imposible. Sé más que cualquiera, sé libre... y monta tu propia empresa.

¿Qué razones tengo para no ocultar este deseo que me atormenta en la noche con pesadillas nucleares y en el día con vívidos sueños que se cuelan entre las grietas de las barreras físicas o imaginables que mantienen los sueños al margen?

Doy pasos hacia adelante, pero por cada paso que doy, soy otro. Hoy no tuve tiempo de darme cuenta de mis errores, pues ya no los veo, estoy en la negación de un futuro cierto, comprobado por mí: propio. Acepto mi culpa vil. Vil culpa! pero qué más da si esto es sólo otro paso más hacia el cielo...

Cuándo llegue veré los ángeles y me les haré encima, veré a dios y llenaré de graffittis las paredes de su transparente e inexistente templo. Aunque la nada es lo único realmente infinito, cuando llegue al cielo, en un avión con motor Honda, me tiraré sin paracaídas y sin esperar que ningún dios, ángel, demonio o paria me reciba.

La mente no se aclara, ni en caída libre por la nada. Entonces me regaño: Andrés Felipe Guerrero ¿qué has hecho? y responderé: "todo lo que quería".

Mi otro yo, severo, trata de cambiar su rostro de sorpresa por una mirada compasiva, como si él mismo no fuera prisionero del tiempo y no fuera a cometer el mismo crimen por el que ahora me condeno.

Dos pecados grandes he cometido, pero la hoja no es confesionario ni la tinta es sacristán. Aún así he de pedir perdón por uno nuevo, el pecado de la premonición que de los griegos ciegos heredo.

Mi destino no está escrito. Escrito está en humo: desde mi balcón lo veo. ella está con los otros a quienes no temo, pero tampoco abrazo ofrezco. Está vestida para la ocasión fría, es una delicia: sabores acaramelados más una que otra almendra, jalea de miel, equilibrada con especias, una contradicción que como la escarcha, en mis labios se pega. Y yo simplemente ya nada quisiera, ya no quiero poner nada en ella, ni una pizca de fé. Ella tiene nombre, pero yo le digo Fea.

III

                    Ahora,
                    ¿A dónde
                    ir?

               si de cabeza
               vuelvo a subir.
               No me sigas

          pues devine serpiente
          ya no soy el de siempre
          ¡Un grito ensordece!

     Silencio, silencio...shh...silencio.
     acá viene de nuevo el rito
     y devengo viejo.

II

máscara del tiempo
quítate de en medio
salva mi vida.

     De escalón en escalón desciendo,
     apuntando, de frente, al infierno
     no tengas miedo.

          Descargo la felicidad y la íra
          en sueños humedos de infiel naturaleza
          tu mano... ¡Estira!

               De repente sucede lo que siempre,
               la muerte ébria discute en la noche
               elocuente...

                    ... y mientras el último escalón dibujo
                    el bajo sonido del ronco y mudo, mudo
                    de piel y ahora devengo serpiente.

I

"superlativo de lo horrible"
Dicho por nocturna irresistible,
Flor oscura de gigantesca finura,
ciérrate, caníbal, traga entera
mi figura.

Tanto que te he pedido que no me dejes en el olvido,
cuadra-te que yo me cuadro, un olvido es un abrazo,
polvo eres y algo quieres, eterna misa solemne.
Cuída-me que yo te cuido, mi alma se lanza a tu vacío.

Vórtice delicado, acuoso y vanidoso,
cuida tu belleza así esté escondida.
Maldita sea la traición que hoy te ofrezco,
cándido queda ahora el corazón dormido.

Ahora susurro a tu oído
silencio de vidas pasadas,
saliva salada, sedosa sangría.
Labios de fruta, dientes divinos.

Es la sonrisa del mar que en tu piel se ha quedado,
pegada la playa de saliva y un dedo de mi mano.
Un pequeño mordisco, un abraso del sol.
déjame quieto mi amor, déjame quieto...
déjame ir al cielo.